domingo, 31 de julio de 2011

¿Cuántas personas han desaparecido en el sexenio de Felipe Calderón?

Hay 4 mil desaparecidos en este sexenio; podrían ser más, dice la Afadem
Hay quienes hablan de que la cifra sería de 20 mil, señala secretario del organismo
Faltan datos oficiales o un censo; se catalogan como levantones para no indagar
       María Teresa Núñez Moreno muestra la foto de su hijo Carlos Enrique Ruiz Núñez. A la derecha Josefina de Jesús Fiol también presenta imágenes de su esposo. Foto: Sanjuana Martínez

Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 31 de julio de 2011, p. 2

¿Cuántas personas han desaparecido en México en los pasados cinco años?... No hay estadísticas oficiales, no hay cifras institucionales, no hay un censo nacional, mucho menos un protocolo de investigación de los casos, ni siquiera un programa federal que atienda a los familiares de los miles de desaparecidos registrados durante el gobierno de Felipe Calderón.
Los mal llamados levantones tienen cuatro cosas en común: una connotación negativa, porque a las víctimas se les relaciona muchas veces con la actividad criminal; una desatención de las autoridades, la indolencia de las instituciones de seguridad que se supone deberían investigar y un bajísimo porcentaje de casos resueltos.
“Muchas veces para la autoridad ellevantado es la gente involucrada con el narcotráfico y es mentira. La palabra la han inventado para que el Ministerio Público no realice investigaciones. Es una manera fácil de etiquetar un caso y dejarlo sólo como registro. Normalmente están involucrados grupos policiacos, militares o paramilitares y al decirlevantón descalifican a la víctima”, afirmó Julio Mata Montiel, secretario ejecutivo de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones de los Derechos Humanos en México (Afadem).
Desbordados por los miles de casos de desapariciones que se registran en todo el país desde que Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico, Mata Montiel aseguró que tienen expedientes de más de 4 mil desaparecidos en este sexenio, pero reconoce que la cifra puede ser mucho mayor: Hay gente que habla de 10 mil o 20 mil, pero es muy difícil determinar la cifra exacta. Es una labor enorme; nos rebasa.
Muchos ADN
Kristian Karim Flores, de 25 años, salió de su casa de Juárez, Nuevo León, a las cuatro de la mañana junto a su cuñado Martín Alejandro Fiol Alfaro, de 20. Era 12 de agosto del año pasado y ambos trabajaban para la empresa de transportes Fletes Garza y la Distribuidora Esporteo. Tenían que repartir chocolates Ferrero y Kínder Sorpresa en Piedras Negras, Múzquiz y Nueva Rosita, Coahuila.
Ya se había ido, pero regresó a darme un beso, dice Josefina de Jesús Fiol Alfaro, que en ese momento tenía un embarazo de unos ocho meses. Dos semanas después dio a luz a su hijo que ahora tiene 10 meses. El pequeño está sentado a su lado en una carriola, se pone de pie e intenta quitarle la foto del padre que no llegó a conocer.
Ellos no salieron de Juárez porque a las 4:20 intenté comunicarme con ellos. Les estaba mandando mensajes y les estaba marcando y nunca me contestaron. Pusimos una denuncia en Juárez, pero vimos que no hacían nada. No se están moviendo. Nos dicen que hay muchos casos. Cuando voy, los policías me preguntan a mí si he sabido algo de ellos, es el colmo.
A Josefina la acompaña su suegra, la madre de Kristian Karim: “Cuando mi hijo salió de casa mandó una alerta por teléfono a un compañero. Estamos seguros que no alcanzaron a salir de Juárez. En aquel entonces la policía estaba totalmente coludida con el crimen organizado y sabíamos que andabalevantando muchachos. Estamos seguros que fueron ellos. Mi instinto de madre me dice que mi hijo no salió de allí”.
Ambas han decidido romper el silencio y denunciar la desaparición de los dos jóvenes ante la Procuraduría de Justicia de Nuevo León: “No habíamos dado a conocer el caso porque el Ejército nos dijo que no lo hiciéramos, ‘pues si sus captores se enteran y aún los tienen vivos, los matan’. Pero ya pasó un año. Ya me cansé. Toco puertas y puertas y no veo nada. Mínimo que sepan que estoy buscando a mi hijo. Que no me he quedado sentada. Quiero que él, donde esté, se dé cuenta de que lo estoy buscando. Ya no nos podemos callar”.
A falta de un padrón nacional que cruce datos de desaparecidos con muestras de ADN, las dos familias iniciaron el peregrinar por anfiteatros y servicios periciales de otros estados vecinos para proporcionar los datos genéticos: “Me hice la prueba de ADN en Periciales del fuero común de Nuevo León y la misma prueba en la PGR hace tres semanas. ¿Cómo van a hacer coincidir los resultados de ADN con los cuerpos encontrados en las narcofosas?No saben. Es imposible andar de ciudad en ciudad para hacernos esa pruebas. Se necesita dinero. Trabajamos para vivir. No hay manera. Pedí mis vacaciones y alcancé a llegar a Reynosa, Matamoros, San Fernando, Nuevo Laredo y Saltillo y párale de contar”.
La madre de Kristian Karim se quiebra. El nudo en la garganta con el que hablaba, aguantando la intensidad del recuerdo, se deshace y se convierte en llanto profundo. Llora inconsolable a las puertas de las procuraduría: “Se fue una parte de mi corazón con él. Todos los días es dormirme pensando en él. Soñar con él. Decirle que lo amo, que me hace mucha falta... No hay voluntad política para resolver los casos, no hay derechos para un bebé que se quedó sin su papá; para mi hijo, un trabajador que ya dieron de baja en el Seguro Social. El patrón perdió la camioneta de su empresa, pero me dijo: ‘Yo ya recuperé el dinero del seguro y este asunto se acabó’. No nos dio ni un solo peso”.


El empresario Ernesto Garza dio de baja a Kristian Karim y a Martín Alejandro el pasado 23 de febrero. Ya no son sus empleados. El bebé de 10 meses no puede tener papá en los documentos de identidad hasta que pasen cinco años de su desaparición. Josefina de Jesús sigue esperando un milagro a pesar de todo: Estamos en ceros. No sabemos nada. Ni apareció la camioneta, ni la ropa, ni las carteras. Nada. Estamos en blanco... Siempre pienso en mi hermano; a Kristian lo tengo muy presente y me duele que no conozca a su hijo. Tengo esperanza. Hasta que no vea sus cuerpos o algo de ellos no voy a estar en paz.
Buscar en silencio
Ricarda Durón Torres tiene 54 años y seis hijos. Uno desapareció el pasado 3 de febrero. Anselmo Salazar Durón tiene 29 años, es casado y tiene tres hijos, de ocho, seis y cinco, con residencia en la colonia Camino Real en Guadalupe, Nuevo León, uno de los municipios más violentos del área metropolitana.
“Mi hijo estaba en la tienda de abarrotes y carnicería que tenemos. Salió a un mandado y ya no regresó. Lolevantaron con su camioneta. Unos vecinos vieron cómo unos hombres en una camioneta negra lo bajaron de su vehículo y lo subieron a otro... Quiero que me lo regresen. Mi hijo es víctima de ellos, es una persona inocente y noble; es un trabajador. No somos muebles ni animales nomás para que nos levanten.Nomás levantan personas porque no hay quien las defienda. ¿Con quién nos vamos a quejar?”
A Ricarda la acompaña su esposo, pero él no habla. Generalmente son ellas las que deambulan por las oficinas de las procuradurías o los anfiteatros buscando en silencio a sus desaparecidos. Ella llora desconsoladamente, ocultando el rostro, secando las lágrimas. Él la mira con semblante rígido, en silencio. Ricarda se repone, suspira: Sus hijos me preguntan por él y les digo que ya va a regresar. Tengo mucha fe en Dios... Pero si me lo mataron... yo sé que mi hijo está con Dios y ellos están muertos en vida.
Las desapariciones suceden en la calle, en las casas, en los negocios. Carlos Enrique Ruiz Núñez platicaba afuera de su casa con sus tíos el 20 de mayo del año pasado. Estaban en la banqueta, relajados, cuando una camioneta Cherokee se paró. Iban hombres fuertemente armados a cara descubierta. Uno se bajó y le dijosúbeteCon chica ametralladora pues cómo no se iba a subir y por temor a que le hicieran algo a sus tíos, mi hijo se subió y ya no volvimos a saber de él, dice María Teresa Núñez Moreno, de 60 años.
Carlos Enrique está casado y tiene cuatro niños. Trabajaba como taxista: “En las noticias nacionales por la televisión vimos cuando la policía lo sacaba de una casa de seguridad federal. Suponemos que está en México, en alguna delegación de allá, pero no sabemos nada. Interpusimos una denuncia en Averiguaciones Previas de la Procuraduría de Justicia de Nuevo León, pero siempre nos dicen que no han tenido respuesta, que hay muchoslevantones. Voy a seguir buscándolo. No me canso, ni me cansaré”.
Un mismo código
“Nada se está investigando, no investigan las desapariciones. Es una forma en la que el Estado evade su responsabilidad. Con la palabra levantón, unida a la de narcotráfico, la respuesta para referirse a los desaparecidos es la misma: el descrédito: algo debíanse lo merecíanen algo malo andaban... Y no hay investigación; conocemos personas que no estaban involucradas en nada: abogados, ingenieros, transportistas, choferes de mudanzas, trabajadores, gente que salió a cumplir con su trabajo y en el camino desapareció y ya no se supo de ellos”, dice Julio Mata Montiel, secretario ejecutivo de la Afadem.
Desde 1999 ofrecieron un proyecto de ley sobre la desaparición forzada que nunca fue atendido. Incluye la creación de un organismo donde sean denunciados todos los casos, una ventanilla única cotejada con un banco de ADN. Este año el PRD lo intentó nuevamente, pero la ley sigue esperando. Mata Montiel lo tiene muy claro: No hay voluntad política de que se conozca la verdad.

lunes, 25 de julio de 2011

El apartheid de San Pedro

EL PADRÓN DE LOS SIRVIENTES


Un censo que, según denuncias de organizaciones civiles, se basa en la discriminación y la violación a los derechos humanos funciona en el municipio más próspero de México: San Pedro, Nuevo Léon. “De ti y por ti” es uno de los recursos que utiliza el ayuntamiento sampetrino, a cargo del panista Mauricio Fernández, para justificar su polémico padrón de sirvientes, en el que se registran desde trabajadoras domésticas hasta mozos, jardineros, choferes, albañiles, lavacoches o plomeros. “El 60% de los robos en casa habitación los comete el personal doméstico”, afirma Fernández, político y socio de Grupo Alfa, quien llegó a la presidencia municipal con su campaña “Blindemos San Pedro”.
                     Segregación de sirvientes Foto: Sanjuana Martínez

Por Sanjuana Martínez/Sinembargo


SAN PEDRO, NL. Son las ocho de la mañana. Las “muchachas” empiezan a llegar a la Plaza Fátima. No traen el uniforme puesto, ni la cofia. El aspecto y su piel desvela su oficio. La pobreza tiene color. Y el módulo de credencialización del programa “De ti y por ti” fue colocado en este lugar de contratación diaria con el objetivo de fichar a las sirvientas del gueto.

Las patronas van llegando en sus camionetas Cadillac Escalade, Honda o Jeep. Se estacionan brevemente y el grupo de chicas se arremolina frente a las conductoras. La apariencia cuenta. La Señora hace la oferta laboral: “Necesito una muchacha ‘de quedada’. Le ofrezco mil pesos con comida y todo incluido. Salida el sábado a las cuatro de la tarde. Tengo tres niños pequeños y la entrada es el domingo a las seis de la tarde. ¿Quien está interesada?”. Media docena de manos alzadas. Se da el lujo de elegir. “¿Traes credencial de elector?”, pregunta a una muchacha con aspecto tímido que asiente con la cabeza. “De acuerdo. ¡Súbete!”. El grupo de criadas vuelve a la banca a esperar la próxima Señora.

A un lado, los empleados del ayuntamiento organizan el padrón de trabajadores domésticos que, además de las sirvientas, incluye jardineros, taxistas, mozos, albañiles, eléctricos, plomeros, lavacoches… y reparten panfletos: “¿Piensa usted contratar personal de servicio básico para su casa? Estos son los requisitos mínimos de contratación: solicitar documento de identidad, tomar fotografía, solicitar constancia de buena salud, tener un listado de amigos más frecuentes, novios o parejas; conocer qué lugares frecuenta en sus días de descanso; contar con nombre y dirección del esposo y de su trabajo; no proporcionar las llaves del domicilio y tan pronto se presente alguna anomalía hablar a la autoridad más cercana”.

La discriminación y el racismo que encierra esta medida impulsada por el alcalde del Partido Acción Nacional, Mauricio Fernández, no parece importar a las patronas que llevan a sus domésticas, jardineros y chóferes a registrar. Por el contrario, Jean Genet, quien escribió “Las Criadas” en 1947 se sorprendería de la vigencia de su obra en la inversión de papeles en torno al bien y el mal, y en la defensa de ciertos valores sociales imperantes aún en el municipio más rico de México y América Latina.

De pronto, ante el módulo municipal cinco señoras “blancas”, bien vestidas, piden ser empadronadas como trabajadoras domésticas. Las empleadas del ayuntamiento sorprendidas, desconcertadas, no saben qué hacer y reconocen a una de ellas. Se trata de Tatiana Clouthier, hija del ex candidato a la Presidencia de la República Manuel J. Clouthier y líder de la asociación civil Evolución Mexicana: “Vengo a empadronarme. Yo también soy trabajadora doméstica. Todos los días después de llegar del trabajo cocino, lavo los platos, tiendo las camas, lavo la ropa… Y los domingos barro la banqueta”. Las empleadas con la mirada baja aceptan su solicitud para la credencial del apartehid sampetrino.

Tatiana creció en la colonia Del Valle junto a sus 10 hermanos. Conoce las calles y plazas de este municipio. Conoce los prejuicios, el racismo y la falsa moral de algunos; la generosidad y el compromiso social de otros. Quiso ser alcaldesa, pero Mauricio Fernández, el multimillonario copropietario del Grupo Alfa, le ganó las elecciones con base en un discurso lleno de miedo y con un lema de campaña que lo dice todo: “Blindemos San Pedro”.

Un discurso del miedo que ha seguido utilizando durante su administración: “El 60% de los robos en casa habitación los comete el personal doméstico”, dice para justificar su polémico padrón de sirvientas aprobado en sesión de cabildo.

Mauricio camina por la plaza del casco viejo de San Pedro, frente a la presidencia municipal donde despacha. Asiste a un evento de policías para entregar nuevos vehículos. Va vestido con una guayabera de lino blanco. Su estomago prominente destaca igual que sus zapatos estentóreos. Lleva el pelo engominado y en su discurso sobre seguridad habla sin rodeos de “las fronteras de San Pedro” como si gobernara otro país: “El año pasado vinieron a tirarnos aquí un cuerpo en las fronteras. Los delincuentes lo hacen por fastidiar a San Pedro, no son gente de aquí y nosotros no tenemos problemas de eso ni están operando aquí. Claro que sigue siendo el más seguro, nomás hay que checar las estadísticas. Los problemas que tenemos son en las fronteras y allí estamos trabajando con operativos especiales”.

Efectivamente, a la altura de Santa Engracia, en los linderos de Monterrey, todos los días varias patrullas montan un retén anticonstitucional para verificar la entrada y salida de vehículos. ¿A quién detienen? …. El modelo del vehículo importa. El aspecto y el color de la piel también.

Un padrón de morenas
La división de San Pedro con los otros municipios está hecha a base de montañas. Al cruzar el túnel de la Loma Larga se llega a Monterrey. Es domingo y la Alameda está llena. Es el lugar elegido por las trabajadoras domésticas como punto de reunión. Pasean por las altas arboledas bajo el cantar de los cotorros; ríen, comen y cultivan sus afectos. Son de San Luis Potosí, Zacatecas, Querétaro, Estado de México, Oaxaca, Chiapas… Hablan náhuatl, mazahua, otomí, mixteco, tenek… Los sonidos dulces y cadenciosos de sus distintos idiomas se escuchan por los andadores y cerca de las bancas. Hasta ahora el ayuntamiento no les ha preguntado su opinión sobre el padrón de domésticas: “Es algo muy feo. Nos ven como delincuentes”, dice Flor, originaria de la huasteca potosina. Tiene el pelo largo y liso, negro azabache. Va vestida con camiseta y pantalón de mezclilla. Sus cuatro hermanas, quienes también trabajan en San Pedro, ríen tímidamente al escuchar las preguntas. Ella es la mayor y contesta: “Quieren saber todo de nosotras, quiénes son tus amigos, tu novio, dónde te juntas. Yo no voy a ir. Lo malo es que al rato van a venir a perseguirnos hasta en la Alameda”.

Al cruzar la calle en una plaza comercial hay una boutique de ropa de mujeres que las Señoras conocen muy bien. Allí funciona una agencia de contratación de trabajadoras domésticas un tanto clandestina. La dueña dice hacer un “servicio social” a favor de estas mujeres. A las Señoras les cobra mil 600 pesos por conseguirles “muchacha”. Y dice que ellas tienen mejores condiciones de vida con sueldos que van desde los 850 a mil 500 pesos: “Ellas son despreciadas en sus pueblos. Allí valen menos que nada. Son mujeres. Son tratadas peor que animales. Por eso vienen. Yo hago lo que puedo. Les hago un favor. Por lo menos les consigo casa, comida y un sueldo”.

Algunas empiezan a trabajar a los 15 años. Llegan con el miedo en el cuerpo, como María, que está sentada en un rincón. Aún con la tristeza en su rostro por haber dejado su pueblo y su gente, dice tener esperanza de encontrar casa, aunque reconoce estar nerviosa: “Claro que hay abusos. A veces las violan, las explotan como esclavas, las golpean. El otro día fui y rescaté a una. Llevaba dos días sin comer. Nomás lavando, planchando y barriendo. Sólo la dejaban tomar agua y comer galletas de animalitos. Son bárbaros. Está bien que sí, pero no”.

La mayoría de las trabajadores domésticas son empleadas sin las prestaciones que marca la Ley Federal del Trabajo. La francesa Séverine Durin, afincada en la ciudad de Monterrey, ha estudiado el fenómeno de explotación laboral de las indígenas. Es investigadora del Programa Noreste del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y publicó el trabajo “En Monterrey hay trabajo para Mujeres. Procesos de inserción de las mujeres indígenas en el Área Metropolitana de Monterrey”. “El servicio doméstico ‘de quedada’ implica un trabajo de entre 10 y 12 horas diarias, desde el lunes y hasta el sábado después de la comida. En éste se percibe un salario de entre mil y mil 200 pesos a la semana.

En el trabajo les proporcionan alimentación y vivienda, pero carecen de otras prestaciones como los servicios de salud o el pago de aguinaldo o vacaciones, que cuando se proporcionan quedan a discreción del empleador”.

No hay un control ni supervisión en términos laborales. Hay una movilidad intensa de trabajadoras, afirma: “En uno de los casos, el constante cambio de trabajo es explicado por el maltrato perpetrado por patronas muy exigentes que tampoco dan suficientemente de comer a la empleada, tal como lo refiere Teresa: ‘no me sentía bien con la familia, el problema era la comida, me cerraban la alacena y no podía cenar, sólo comía, desayunaba cualquier cosa, una café y unas galletas’”.

La mayoría de las trabajadoras domésticas pierden su trabajo cuando se embarazan. Las llamadas empleadas “de entrada por salida” tienen otras dificultades, como menos sueldo. Obtienen entre 150 o 200 pesos al día, pero a cambio se sienten compensadas porque pueden sostener relaciones de pareja y la convivencia con sus hijos: “Es importante subrayar cuan difícil puede llegar a ser para estas mujeres que trabajan ‘de quedada’ el hacer su vida y lograr tener una vida de familia propia”. Otro ejemplo que cita es el de Consuelo, quien al separarse, encontró en el empleo doméstico ‘de quedada’ una estrategia para mantener a su hija, pero sin poder convivir con ella hasta sus 10 años de edad. Nábila, por su parte, nunca se casó, y a sus 49 años es soltera y trabajaba ‘de quedada’ desde hace 32 años para la misma familia.

Críticos, “estúpidos” y “malandros”
El padrón de trabajadores domésticos no contempla beneficios laborales para los trabajadores de ese sector. El alcalde Mauricio Fernández Garza anunció hace dos meses, con bombo y platillo, que los empleados que obtengan su nueva credencial tendrán como beneficios la entrada gratuita a biblioteca municipal, exposiciones, conferencias, conciertos, centros cibérneticos y deportivos: “Es un proyecto muy noble, de gran beneficio para el empleado doméstico”, dijo.

No piensa igual Alejandra Vela Garza, directora de Alternativas Pacíficas, asociación en defensa de las mujeres, quien ha exigido que se detengan los trámites del padrón iniciado hace dos meses. Los defensores de derechos humanos y las asociaciones de apoyo a la población indígena se unieron para exigir la suspensión del padrón.

Carmen Farías Campero lleva años defendiendo los derechos de los indígenas y dirige la asociación Zihuame Mochilla, quien encabeza la oposición a esta medida junto a otras 19 organizaciones civiles que presentaron una denuncia ante el Congreso de los Diputados. La Cámara Baja hizo el pasado 4 de mayo un exhortó al edil de San Pedro para la suspensión del padrón.

También enviaron una denuncia a Ricardo Bucio Mújica, presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, porque consideran la medida discriminatoria, anticonstitucional y transgresora de los derechos humanos y laborales de los trabajadores domésticos: “Basar la solicitud de empadronamiento en el supuesto de que los robos a casas habitación son cometidos por los y las trabajadoras del hogar, es una generalización que criminaliza a priori a esta población, violando el principio de presunción de inocencia y potenciando el que se cometan abusos de autoridad”.

Además enviaron otra carta al propio alcalde: “El sesgo clasista de su tentativa contribuye penosamente a enfatizar la brecha social cuando divide de antemano a la propia sociedad que compone su municipio en presuntos culpables (a unos) y (a otros) en víctimas potenciales: actitud paranoica y maniquea que linda con principios fascistas y polariza a su ciudadanía en extremos desiguales”.

La reacción del alcalde ante las críticas y oposición a su padrón no ha sido buena. Ha llamado “estúpidos” y “malandros” a sus críticos y ha advertido que el programa de credencialización continuará, ya que no tiene porque “pedir permiso a nadie”. Farías Campera lamenta la poca disposición al diálogo: “El señor tiene su mentalidad que no compartimos, pero de eso a llamarnos estúpidos y malandros no se vale. Tampoco se vale que los trabajadores domésticos tengan que usar un salvoconducto, un derecho de paso para laborar en San Pedro. ¿Dónde está el derecho al libre tránsito? Lo que más molesta es que la discriminación sea por la apariencia. ¿Qué quiere decir este padrón: que cualquier persona morena o de aspecto pobre es posible delincuente? Tampoco eso es cierto. Tampoco se vale. Es como un apartheid”.

En algunas colonias, la credencialización de jardineros o lavacoches ya existe. El documento de identidad a veces tiene una vigencia de tres meses y renovarla tiene un costo. Tatiana Clouthier se empadronó, pero aún no recibe la credencial que la acredita como trabajadora doméstica: “Creemos que este padrón no va a prosperar porque es discriminatorio, violatorio a los derechos humanos y fascista”.

La medida de credencialización fue presentada por Fernández Garza desde el inicio de su administración, pero Clouthier presentó una denuncia ante Minerva Martínez Garza, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, quien hizo una serie de recomendaciones sin exigir la suspensión definitiva de la medida.

La primera vez que el alcalde habló ante los regidores del ayuntamiento  sobre su polémica medida fue el 10 de noviembre de 2009. En ese momento ya exhibía sus intenciones: “Es muy importante que primero que todo el servicio doméstico sepa que va a estar vigilado, y que vamos a tener información de él, yo creo nada más por la parte psicológica que esto ayudaría muchísimo a que le piensen dos veces si alguien quiere actuar mal y si actúa mal, pues que sepan que se les va a poner un foco rojo y va a estar difícil que vuelva a conseguir empleo aquí en San Pedro”.

Ser diferente
Arturo Martínez camina por las calles de la colonia Mirasierra. Es plomero y este día tiene que atender un desperfecto en la casa de una Señora a la que desde hace años ofrece sus servicios: “Los policías me detienen. Siento bien gacho. Lo tratan a uno como criminal. Me preguntan a dónde voy, me siguen hasta la casa, llaman a la Señora para confirmar y luego se van. Al rato, van a pedir pasaporte para poder entrar a San Pedro”.

No es el único molestado. Le sucede lo mismo a lavacoches, taxistas, electricistas, mozos, albañiles… Peor aún, el alcalde ha advertido que no permitirá que estos trabajadores usen teléfonos celulares por motivos de seguridad: “No lo pueden usar, y si lo tienen cuando estén realizando su función, pues les quitamos el permiso y van pa’fuera… Yo voy a parar el halconeo. Si les cae bien, pues qué bueno; si no, pues que se vayan a trabajar a otro lado. Si van a traer celular, pues no pueden trabajar en San Pedro”.
La convocatoria para acudir a empadronarse no ha dado los resultados deseados. Al módulo ubicado en los bajos del palacio municipal son pocos los que han acudido, por eso el ayuntamiento ha organizado cuadrillas de trabajadores que casa por casa van entregando solicitud de empadronamiento, o bien llevan los módulos de credencialización a las colonias del municipio. En la colonia San Patricio, por ejemplo, se registraron 57 trabajadores estimulados por sus patrones.

Tatiana Clouthier advierte sobre los riesgos de dar información personal bajo pretexto de un padrón: “Puede ser utilizada con fines electorales. Es muy delicado dar información sin saber a manos de quién va ir a caer; incluso puede ser utilizada para extorsionar. Y se puede revertir. Además, hay dolor por parte de las empleadas que llevan tantos años trabajando aquí. Al final de cuentas son ellas quienes educan y supervisan a los hijos. Y hay que ser agradecidos. Ojalá la gente lo reconsidere”.

domingo, 24 de julio de 2011

¿Narcomenores o víctimas del sistema?

La iniciativa busca reducir la edad penal a 12 años, en delitos del crimen organizado
Impulsan cambios a la ley en NL para juzgar como adultos a narcomenores
ONG rechaza la medida; primero se deben atacar las causas que los llevan a delinquir, señala


Los niños y adolescentes son forzados a participar en actos criminales en contra de su voluntad; en otras ocasiones la pobreza y la falta de oportunidades los llevan a delinquir, afirma ONG Foto Reuters
Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 24 de julio de 2011, p. 10

Los llaman halconcitos y hacen trabajos de espionaje callejero para el crimen organizado; también roban, secuestran y asesinan. Los cárteles de la droga han reclutado a niños de entre 10 y 15 años. Son pequeños infractores olvidados, despreciados por el Estado, sin políticas públicas para rescatarlos de la delincuencia. Están etiquetados como narcomenores y, en Nuevo León, uno de los estados más violentos del país, pretenden empezar a juzgarlos como adultos.
La iniciativa de ley presentada ante el Congreso busca reformar, en adición al artículo 18 de la Constitución, la reducción de la edad penal a 12 años en casos de delincuencia organizada. Sus impulsores son los alcaldes panistas Mauricio Fernández Garza, de San Pedro Garza García; Carlos de la Fuente, de San Nicolás de los Garza, y el diputado blanquiazul Víctor Fuentes Solís, con el consentimiento del gobernador priísta Rodrigo Medina.
En los primeros seis meses del año, los arrestos de menores aumentaron 800 por ciento en la entidad; la mayoría de ellos detenidos por el Ejército, la Marina y la Policía Federal. Se les acusa de delitos contra la salud, contra la seguridad de la comunidad, homicidio agravado, lesiones, violación y privación ilegal de la libertad, entre otros; pero particularmente son arrestados por colaborar con la delincuencia organizada.
Las estadísticas demuestran, además, que 90 por ciento de los menores evaden los juicios gracias a los métodos de mediación de la Ley del Sistema Especial de Justicia para Adolescentes del estado de Nuevo León, y sólo 10 por ciento son turnados a la autoridad judicial para efectos de sanción. Peor aún, los encarcelados difícilmente recibirán un programa efectivo de rehabilitación, pues los números demuestran que la mayoría reincide incluso cometiendo delitos más graves.
Ante este panorama, los impulsores de la nueva ley han encontrado suficientes argumentos para defender un sistema punitivo: Están empezando a delinquir desde los 9 años, dice Fernández Garza para justificar su iniciativa; hay que modificar la legislación para terminar con la impunidad que permite que los menores se enrolen a grupos del crimen organizado. Deben ser castigados de manera ejemplar.
El último eslabón
Los cuatro, dos chicos y dos chicas de entre 15 y 16 años, llevaban una metralleta tipo Uzi. Habían robado varias gasolineras y una camioneta Dodge Journey del año. La diversión estaba asegurada durante quince días, hasta que la semana pasada la policía los detuvo y descubrió que las armas eran de juguete.
La ciudad de Monterrey y su área metropolitana tiene alrededor de 30 mil pandillas, según datos del gobierno, particularmente en colonias marginadas. Loscárteles del narcotráfico, que han colmado de droga las zonas pobres, aprovechan la adicción de niños y adolescentes para reclutarlos como narcomenudistas,halcones o sicarios.
Para el abogado de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, AC (CADHAC), Demián Garza, los niños y adolescentes son el último eslabón de loscárteles de la droga, pero no por eso se les puede juzgar como adultos: Las mismas autoridades están obligadas a proteger a la infancia del comercio sexual, explotación laboral, deserción escolar, etcétera. Ahora pretenden criminalizar un problema social, desde una óptica netamente punitiva. Entiendo que se basan en la idea de que los índices de criminalidad, en relación con delitos cometidos por menores, ha aumentado de manera exponencial, pero evaden hablar de inversión en todo lo que tiene que ver con necesidades básicas de niños y adolescentes.
CADHAC es una de las pocas asociaciones que se oponen a la reducción de la edad penal: La propuesta no ataca el fondo del problema, no se trata de quitar derechos procesales a los niños que delincan, sino de atender las causas que los hacen participar en la delincuencia. Es fundamental que entendamos que en muchas ocasiones los niños son forzados a participar en actos criminales en contra de su voluntad; en otras ocasiones la pobreza y la falta de oportunidades los colocan en una situación extrema de vulnerabilidad que nuestros legisladores no deben pasar por alto, expresó en un comunicado.
Las detenciones de menores se dan de manera cotidiana. Los medios de comunicación, en general, publican sus rostros, sus nombres, sin respetar la edad de los infractores. Hace unos días los soldados detuvieron en la zona norte de Monterrey a tres halconcitos de 13, 14 y 15 años. Iban en un coche robado. Traían un Nextel y el Ejército señaló que los detenidos reconocieron que espiaban sus desplazamientos y los reportaban a la delincuencia organizada a cambio de 3 mil pesos a la quincena. La Policía Federal detuvo luego, en la carretera Monterrey-Laredo, a otro menor de 14 años acusado de halconeo para el crimen organizado: “Van los pitufos (policías federales) con dos rapiditas (patrullas)”, dijo el niño, según alcanzaron a oír los policías.
Este tipo de delitos son los que estarían contemplados en un quinto párrafo del artículo 18 de la Constitución, para que los niños a partir de los 12 años puedan ser juzgados como adultos. Los panistas y algunas autoridades estatales defensores de la reforma señalan que de esta manera se evitaría que el crimen organizado reclute a menores, ya que ahora lo hacen porque saben que no son sujetos de imputación jurídica.
Contrario a esta visión, el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad de Nuevo León, Alfonso Verde Cuenca, dijo que el control de los menores corresponde a los adultos: La Procuraduría de Justicia estatal se escuda en que no puede retenerlos, para negar también su papel como instancia investigadora, y al no recluirlos, pese a que la ley da herramientas y establece penas hasta de ocho años, propicia que sean utilizados por el crimen organizado, aparte de que no se puede impulsar tal medida sin subsanar las fallas institucionales existentes.
Sicariato infantil
Especialista en cortar cabezas y genitales, Edgar Jiménez Lugo, El Ponchis, saltó a la fama a finales del año pasado cuando fue detenido por el Ejército. Hace unos días comenzó el juicio oral con más de 30 testigos en su contra, acusado de transportación de droga, uso de armas de uso exclusivo del Ejército, delincuencia organizada en la modalidad de secuestro, y cuatro homicidios dolosos. El Ponchises el rostro más conocido de los niños sicarios, pero también la cara de un sistema que está fallando en las políticas públicas dirigidas a la prevención de la drogadicción y la delincuencia.
El mayor número de menores sentenciados se da en los estados fronterizos más violentos del norte del país: Tamaulipas, Nuevo León y Chihuahua, donde el año pasado fueron condenados más de mil 108 menores de edad, según cifras del gobierno federal.
El problema con los encarcelados es que sus probabilidades de rehabilitarse en los centros de internamiento del país son mínimas. La mayoría de estos lugares carecen de infraestructura y programas efectivos que les permitan reintegrarse. Incluso, las estadísticas muestran un alto nivel de reincidencia.
En Nuevo León, por ejemplo, la ONU reprobó el sistema del Centro de Internamiento de Adaptación para Adolescentes Infractores, dependiente de Seguridad Pública del estado y dirigido por Víctor Castelar. En su última visita los funcionarios del Subcomité para la prevención de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, pudieron comprobar que los menores infractores son encerrados en una especie de jaulas, no tienen actividades recreativas, carecen de atención médica y de programas sicológicos encaminados a su bienestar.
Los menores se encontraban encerrados en una especie de jaula todo el día sin poder realizar ningún tipo de actividad física, educativa o cultural. Sus salidas estaban limitadas a 15 minutos diarios y no tenían ningún programa de actividades. Los custodios les quitaban los colchones a las 5 de la mañana y se quedaban sin un lugar siquiera donde sentarse. No tenían ni sillas ni otros muebles ni tampoco contaban con bibliotecas o libros, dice un informe del año pasado que incluye el caso de una menor que abortó dentro del centro y sufrió una infección por no haber sido llevada al hospital posteriormente.
La justicia restaurativa es pues un objetivo lejos de alcanzar bajo estas circunstancias, por lo que CADHAC exige atender el problema de manera diferente, no reduciendo la edad penal: La respuesta no es mano dura contra la parte más débil de la delincuencia, que los utiliza como carne de cañón, sino que se deben instituir medidas legislativas de política pública para evitar que los reclute la delincuencia organizada, y para sancionar seriamente a los adultos que sean responsables de tal conducta.
Demián Garza, especialista en derechos humanos, explica que en Nuevo León estos mismos grupos buscaron primero reducir la edad penal a 16, luego a 14 y ahora a 12 años: Nada justifica endurecer las penas contra una infancia y juventud cada vez más abandonada en términos de las obligaciones del Estado. Nunca se preocuparon por la cantidad de niños que pedían dinero en los cruceros, que vendían chicles, flores, que cuidaban carros... Según entiendo, ahora no es común verlos a ellos. ¿A dónde se fueron? El Estado debe atender las causas antes de combatir los efectos.

viernes, 22 de julio de 2011

"Felipe Calderón pasará a la historia como el peor presidente de México si no detiene la guerra", Javier Sicilia




Invstigaciones/www.Sinembargo.mx


                                El poeta Javier Sicilia Foto: Sanjuana Martínez

El dolor permanente por la muerte de su hijo Juan Francisco lo echó a los caminos de México y lo unió a miles de deudos que comparten su mismo pesar, todo debido a la guerra del actual gobierno contra el crimen organizado. Ahora, sin quererlo, es un símbolo, el único capaz de decirle a Felipe Calderón, de frente y en su cara, que su estrategia falló, que Genaro García Luna no da resultados, que pida perdón por los miles de inocentes que han muerto –y por sus familias–, que entienda que su penintencia es la justicia, que modifique esas acciones… Si no, que se conforme con pasar a la historia “como el peor presidente de México”



MONTERREY, NL. “Lo extraño mucho”, dice Javier Sicilia llorando… La luz del sol de la calurosa tarde regiomontana entra por la ventana y toca su rostro. Está sentado, fuma, echa una bocanada de humo, se inclina, se frota los ojos intentando  ocultar las lágrimas, pero el dolor explota desde el corazón donde se guarda al hijo muerto. Y la voz desgarrada por el dolor del ausente surge intangible: “Espero que esté orgulloso de mí, que algún día lo vuelva a ver y me diga: “Lo hiciste bien, pá”.
Se limpia el rostro. Han pasado cuatro meses de su asesinato y Javier Sicilia lleva unido al alma el recuerdo de Juan Francisco, su Juanelo. Lo sueña, lo siente, habla con él. Hace recuento: “Me ha inspirado en todo este proceso. Más que a mí se le debe a él, lo mejor de esto se le debe a él. Nada de lo que me ha salido bien en este movimiento compensa su muerte. Qué bueno que sirva para algo, que tenga sentido su muerte, porque ha nombrado otros dolores, porque ha dado rostro al dolor de otros, porque quizá de aquí sacamos el camino para que ya no muera otro; otro hijo de nadie, otra hija”.
Y es que más allá del dolor, está el consuelo, el amor, la amistad, la gratuidad, el dar sin esperar nada a cambio. La vocación mística cristiana, la poesía heredada de su padre y la resistencia no violenta.
Con una veintena de libros publicados de poesía, novela, ensayo y biografía, la vida de este periodista, ensayista, guionista y profesor dio un vuelco el pasado 28 de marzo cuando asesinaron a su hijo. A partir de entonces ha dejado la soledad del escritor para dirigir el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que sigue su camino buscando el fin de la guerra.
Ha recorrido 4 mil kilómetros en 12 estados, pero Sicilia vuelve a las ciudades donde quedaron pendientes acciones a favor de las víctimas, como en Monterrey. Sigue recopilando casos de desaparecidos, secuestros, ejecuciones, torturas, amenazas…
Ha recibido severas críticas por su acercamiento a Felipe Calderón, por usar chaleco y sombrero estilo Indiana Jones, por colgarse símbolos… A todo responde reivindicando el concepto de humanismo.
Y así, apelando a la “reserva moral” del país bajo la tradición gandhiana, Sicilia prepara el segundo diálogo con Felipe Calderón a celebrarse dentro de dos meses. Está convencido que tocará el corazón del Ejecutivo y que finalmente pedirá un perdón completo a las víctimas.
Prepara las nuevas propuestas, la ley para las víctimas, el proyecto para que cada víctima tenga una placa de metal, cada desaparecido tenga nombre y apellidos. Y gestiona diálogos con el Legislativo, con el Judicial, la Conago, los partidos y la caravana al Sur que empezará en septiembre: “Sin esa unidad que concita la reserva moral, el camino que sigue es el autoritarismo y el caos total. Al presidente le vamos a llenar de contenido y de formas de cambiar la estrategia, porque parece que no le bastó mirar a las víctimas para saber que su guerra estaba fallida”.
Felipe Calderón se negó en parte a pedir perdón en el encuentro del Castillo de Chapultepec el pasado 23 de junio…
–Sí pidió perdón a regañadientes, cosa que debería haber hecho con el corazón más abierto. La responsabilidad como jefe de Estado es haber faltado a la primera garantía que es la seguridad. Tocamos el corazón del hombre. Por primera vez dijo: hay que visibilizar a las víctimas. Y no sólo a las inocentes, sino a las culpables, cosa que él había criminalizado y borrado. Ya se dio cuenta que un país sin memoria, que no responde a sus ciudadanos, es un país de ignominia.
–¿Cree que tocó el corazón de Felipe Calderón?
–Yo creo que sí. A pesar de la crítica que ha nacido del encuentro en el Castillo de Chapultepec con una lectura hecha con códigos muy viejos, lo que vimos allí no fue un hombre fingiendo. Después se utilizó mediáticamente, pero eso es la lectura de códigos antiguos y del juego del poder. Yo estaba enfrente y él no estaba posando.
Hay quien piensa que Felipe Calderón no tiene corazón…
–Sí lo tiene. No es Pinochet. Si fuera Pinochet no estaríamos aquí, ni siquiera hubiéramos tenido diálogos en el Castillo, ni siquiera hubiéramos caminado al Zócalo. No es Gustavo Díaz Ordaz tampoco. Es un hombre que se equivocó. Un obstinado, un puritano…
Un hombre que no quiere reconocer sus errores…
–Yo creo que sí los reconoce. El problema es que es obstinado y no quiere cambiar.
Y tanto… ¿Sentar a Genaro García Luna en la mesa de diálogo no fue un insulto para las víctimas que ya habían solicitado su renuncia?
–No se cómo leerlo. Una lectura puede ser esa. Yo lo quise leer como: ustedes quieren que salga el Ejército no estaba el Secretario de la Sedena, ni el Secretario de la Marina, entonces necesitamos policías, necesitamos un sistema de seguridad policiaco. Está es mi apuesta: Genaro García Luna.
Una apuesta que no satisface a las víctimas…
–Su proyecto policiaco es el de García Luna, no es el nuestro. Allí es la segunda vuelta, la segunda etapa. En el segundo diálogo le vamos a demostrar que el sistema de seguridad diseñado por él y García Luna no está funcionando. Lo vamos a llenar de contenido, no sólo de símbolos.
¿No cree que deberían de estar sentados la otra parte de la violencia, la violencia del Estado: el Ejército y la Marina?
–Seguramente estarán en el próximo diálogo porque vamos a tocar el tema de la seguridad. No hubo avances, pues, estaba obstinado e hizo el manoteo. Cuando alguien manotea es símbolo de inseguridad y desesperación.
¿Y de autoritarismo?
–Yo no lo vería así. Más bien es la desesperación. Felipe Calderón sabe perfectamente que no está funcionando.
Felipe Calderón parece un Emperador débil rodeado de su guardia pretoriana…
–Sí, con mucha debilidad. Es un hombre que no quiere traicionar lo que queda de la democracia, si no, no se hubiera sentado en el Castillo de Chapultepec.
Costos del diálogo




La violencia en el país se intensifica. Organizaciones no gubernamentales afirman que la cifra de muertos sobrepasa los 50 mil, más los 20 mil desaparecidos y los 250 mil desplazados.
Después del diálogo en el Castillo de Chapultepec, Sicilia ha cosechado críticas de algunos sectores de la izquierda por la falta de resultados y su acercamiento a Calderón.
Hay críticas contra usted muy duras, especialmente de la izquierda, por una serie de señalamientos sobre el dialogo con Calderón, empezando por ese abrazo que le dio…
–Vengo de la tradición gandhiana. Y Gandhi lo que me enseñó es que no hay hombres malos. A menos que nos enfrentemos al más radical en el mundo de las delincuencias endurecidas, estas bestias que matan. Es un tema metafísico. El hombre cuando ha llegado a sus grados de oscurecimiento, no es el hombre. El equívoco del hombre no lo hace malo. Y hay que golpear la conciencia.
En ese abrazo, ¿tendrá que ver algo su ascendencia cristiana, su espíritu evangélico?
–Sí, Gandhi comprendía muy bien eso. Probablemente es quien ha comprendido mejor a Cristo, el evangelio…
¿Un pacifista que puede dialogar con un militarista?
–Soy un no violento. Gandhi también se enfrentó a eso. Se enfrentó a un Imperio belicista como el inglés. Esa es la apuesta: llegar y golpear la conciencia del hombre violento, del hombre equivocado para que cambie.
Entre las críticas hay quien cree que la esencia misma del movimiento sobre la reconciliación está equivocada porque aquí nadie ha pedido perdón a las víctimas…
–Sí pidió perdón a medias, todavía hay un resto de orgullo. El presidente me mira como político a quien lo confronta como un enemigo político. Y frente a nosotros no hay un enemigo político, hay una ciudadanía que reclama al político sus omisiones, sus equívocos. Yo creo que así se mueve el corazón.
¿Por qué cree que lo critica una parte de la izquierda?
–Porque siguen leyendo con códigos muy antiguos y no han aprendido la lección de las luchas revolucionarias de Occidente. Se han matado hombres creyendo que se mataban principios y simplemente no radicaba en el mal, porque el mal no está en el hombre, sino en golpear los principios. Eso es lo que enseña Gandhi y es lo que no ha sabido leer cierta izquierda revolucionaria. Cierta izquierda que todavía cree que se puede sacar algo de la lucha, de la confrontación y de la guerra.
Hay quien cree que pretende un puesto, una diputación, una senaduría…
–Es que no me conocen. No tengo ningún interés. Es una muestra de cómo ha permeado el utilitarismo económico. El alma de Occidente es eso: nadie puede creer en actos gratuitos, siempre se hace algo para sacar algo. Y lo que tiene este movimiento es que es hijo de la gratuidad, del dolor y del amor.
¿No se visualiza dentro de un gobierno?
–Para nada.
¿Dónde se visualiza?
–Como un escritor, como pueblo. Ya como poeta no, pero quiero volver a mi vida. Estoy aquí en contra de mí, en contra de todo lo que soy, de mi vocación; por un deber, por una ética, por amor.


¿Un Mesías?
Javier Sicilia camina por la calle Ocampo de Monterrey en la Caravana del Consuelo que ha recorrido 12 de los estados más violentos del país. Esta es su segunda vez en la Sultana del Norte, epicentro de la violencia que en siete meses y medio ha dejado casi 1000 muertos.
Los familiares de desaparecidos se le acercan para contarle sus historias, porque sostuvo un segundo diálogo con el procurador de justicia de Nuevo León, Adrián de la Garza, para averiguar los avances en nueve casos concretos de desaparecidos. Y comprobó que no hubo tales avances. Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos dirigido por Consuelo Morales tiene más información al respecto, que las mismas autoridades.
Sicilia escuchó a los familiares de las víctimas durante horas, se reunió con los activistas y prometió volver en agosto. La gente lo abraza, llora con él y le pide fotos.
Lo observaba esta mañana en la manifestación. Las personas se le acercan, le quieren tocar, pareciera que quisieran comprobar si es usted real. Lo miran como un héroe. ¿Qué siente con estas muestras de admiración?
–Siento el contacto de los otros, del alma, pues. Mucho consuelo. Por otro lado, siento una especie de horror. A veces siento que más allá del consuelo están esperando de mí algo que no… o construyendo una imagen que no soy; mirando algo que pasa a través de los medios que es una especie de mitificación del personaje, cuando soy un hombre, un ser humano débil, falible, que cargo un dolor tan inmenso como muchas de esas gentes que me tocan. Lo fundamental es sentir el amor, el paso del alma a través del contacto de la carne.
Hay un riesgo implícito: el mesianismo, particularmente por su historia con el catolicismo progresista. Usted es un lector de San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila… ¿Existe el riesgo de que usted se considere una especie de Mesías?
–Para nada. Yo no me construí con la idea mesiánica. Y es parte de la tradición cristiana: me construí con la idea de la renuncia al poder, del Dios que se hace carne, que nos demuestra que la humildad, el amor, la pobreza, la debilidad son el fundamento de lo humano. Y Cristo es eso, pues.
¿Un Cristo humanizado?
–Es el Dios que se hace hombre, que se vuelve carne, sensación, experiencia de vida humana.
¿Y la gente que ve en usted una persona infalible?
–Se equivocan, soy un hombre falible. Un hombre, un ser humano. Tengo mis traiciones atrás, soy un hombre débil, lleno de claros oscuros.
Son tantos los casos que usted ha visto de desaparecidos, ejecutados, torturados…. ¿La acumulación de tanto dolor a donde va?
–Hay una dialéctica extraña con el dolor y el consuelo. Así como hay mucho dolor, también hay mucho consuelo. Hay una fraternidad. Otros toman tu dolor y lo acogen, tu tomas el dolor de los otros y los acoges y abres el filtro del amor. El dolor se va suavizando. Va teniendo sentido”.

El perdón y su significado
Según Mahatma Gandhi, “la humanidad no puede librarse de la violencia, más que por medio de la no violencia” y Javier Sicilia esta convencido que lo logrará, a pesar de las críticas.
La génesis misma del movimiento en cuanto al consuelo y el perdón, ha generado críticas severas, por la falta de resultados.
–Yo espero que Calderón pida perdón a las víctimas. Se lo volveré a pedir.
Otro gesto que no se entendió fue cuando le entregué el escapulario como símbolo de todo el dolor y el consuelo que habíamos dado. Se lo entregué porque a él le corresponde hacer justicia. La justicia es hacer sentir que pide perdón ante la falta de no haber cuidado la seguridad.
¿Perdón para qué más? Supongamos que pide perdón… ¿Y luego? ¿La reparación del daño, la suspensión de la guerra, los 41 mil muertos?
–Es que el perdón no está reñido con la justicia. El perdón parece que borra todo. No. Uno lo sabe por el sacramento de la reconciliación. Para que se cumpla el perdón de la confesión, hay elementos fundamentales: dolor de corazón, propósito de enmienda, no volver a repetirlo y penitencia.
¿Cuál sería la penitencia para Calderón?
–Hacer justicia. Y detener la guerra.
Difícil…
–Necesitamos un acto de humildad, de reparación. Se ha obstinado cuatro años. No creo en la justicia vengativa. La muerte no se puede reparar, pero se puede hacer un poco de justicia.
¿Cree que finalmente Felipe Calderón detendrá la guerra?
–Espero.
Y si no detiene su guerra, ¿cómo se iría Calderón?
–Como el peor presidente de México.
Existe ya la posibilidad de llevarlo a la Corte Penal Internacional.
–Algunos hablan de él como un genocida. Ya lo dirán las instancias legales. Tiene una gran responsabilidad de orden moral grave. Cuando él dijo “yo cargo con la responsabilidad moral”, no sabía lo que estaba diciendo porque si se diera cuenta lo que eso significa….
Ningún partido interesa
Su movimiento se consolida como un referente moral de la lucha contra la impunidad. ¿Que pasará si un partido político lo quiere instrumentalizar como le pasó a la señora Wallace o al señor Martí?
–Conmigo es muy difícil. Vengo de la tradición de la renuncia al poder. Si algo tiene Cristo es que se negó al poder y si algo yo he aprendido de él es que me niego a cualquier poder. No a la autoridad.
¿Y qué le pasó a Wallace y Martí, ambos muy cercanos al PAN?
–Yo no los juzgaría. Ellos encontraron ese camino, que no es el mío, ni de la mayor parte de los seres humanos. Han hecho camino, han hecho cosas buenas, pues. Nadie puede transformar el mundo de golpe. Es su camino. Yo lo respeto.
¿Qué tanto se identifica usted con la izquierda?
–Me gusta mucho más la izquierda zapatista. Hay algo que me acerca a ellos. No la izquierda democrática entre comillas.
¿Y el PRD?
–Es una forma distinta de la partidocracia. Y yo no la quiero. Quiero la ciudadanización.
¿Y Andrés Manuel López Obrador?
–Lo estimo, lo respeto, pero no le creo tampoco. A ninguno. En la situación en la que vive el país no les creo. No son capaces de humildad, y de saber que estamos en emergencia nacional y necesitamos otra cosa. Me han tachado de antidemocrático cuando digo que necesitamos un candidato de unidad nacional, porque no hay condiciones para la vida democrática. No se si estas próximas elecciones presidenciales serán democráticas, pues.
¿Por qué?
–Son una cortina de humo. Por eso no creo en ellos.
¿Y Morena?
–No lo sé.
¿Si le invitaran a participar, si invitaran al movimiento a integrarse en Morena?
–No. Yo soy un hombre de vida comunitaria, no partidista.
Morena no es un partido, sino un movimiento que aglutina movimientos de la sociedad civil…
–Sí, pero con tendencia partidocrática. Es lo que a mí me molesta.
A la vista de las últimas elecciones donde arrasó el PRI, ¿eso quiere decir que México tendrá a Enrique Peña Nieto de presidente?
–Pues sí. Si finalmente se convoca la reserva moral y ellos mismos se purifican y asumen sus traiciones, y depuran sus filas y hacen de la vida política una vida ética, no ganaría Peña Nieto.
¿Quién ganaría?
–Quien tome ese camino. No es el PRD por desgracia. Hay demasiadas traiciones allí.
¿Y Andrés Manuel López Obrador?
–Le falta humildad. Le falta humildad para dejar que se exprese otra cosa.
¿Y el PAN?
–Está muerto. Si el presidente se abre camino pidiendo perdón, cambiando su estrategia y si su partido camina hacia ese lado, quizá.
¿Y cómo se siente cuando le aplaude la derecha y le denosta la izquierda?
–Yo no sé si hay una derecha en México. Había una derecha europea y ya no está ahorita.
¿Y el PAN?
–Quién sabe qué es. Liberales económicos, pero tampoco me quieren mucho.
Impunidad castrense
Las quejas contra el Ejército han aumentado 300% en los últimos años, según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Durante el año pasado recibió mil 500 denuncias por violaciones a las garantías individuales durante su desempeño en labores de seguridad durante la guerra. También ha recibido denuncias contra la Armada de México por torturas y desapariciones.
Hay dos violencias… ¿Por qué se habla más de una: la del crimen organizado? ¿Y la violencia del Estado?
–Se lo dijimos (a Calderón). Le estamos criticando el pudrimiento de las instituciones. El Estado mexicano está coptado; es decir, están coludidos. El Ejército, la Marina y las policías. No quiere decir que no haya elementos buenos, sino que los corruptos están dañando mucho esas instituciones. El Ejército está en guerra, no es una policía y entonces comete violaciones. El Ejército nomás sabe de guerra y la guerra viola garantías individuales. No pregunta, mata.
¿Por qué no está de acuerdo en que el Ejército vuelva ya a sus cuarteles?
–Meterlo ahora sería tan loco como haberlo sacado. La pregunta es, ¿cómo lo vamos a sacar de las calles? Meterlo de golpe, como quieren ciertas agendas radicales, es tan irresponsable como haberlo sacado, como lo hizo Calderón. Hay que meterlo con inteligencia. La salida del Ejército obligó a construir paramilitares del otro lado. Los Zetas también fueron construidos por el Ejército.
¿El paramilitarismo que ya hay en México proviene del Ejército y la Marina?
–Claro. Y están fuera. Hay que revisar como se está educando a los soldados. Estamos creando soldados o kaibiles. Los paramilitares son como kaibiles. Yo se lo dije al presidente.
El Ejército y la Marina también torturan y desaparecen pero, paradójicamente, son las instituciones mejor valoradas…
–Sí, cuando hacen trabajos para la gente, no cuando andan en guerra y actúan contra la gente. Le dije al presidente: hay un equívoco desde el principio. Al crear una guerra, Felipe Calderón, le dio rango de ejército a los delincuentes. Eso es grave.
Indiana Jones

El acercamiento de Javier Sicilia a Felipe Calderón fue seriamente criticado por una parte de la izquierda y alabado por la derecha: “Más bien me aplaude una cosa así como de centro. No tan radical. Carreño, el caricaturista, me ha hecho unas caricaturas descarnadas, malvadas, mala leche. Y otros han sido muy crueles conmigo”, expone.
Le ponen como Indiana Jones.
–Pues sí. Siempre me ha caído muy bien Indiana Jones. Ese sombrero se lo pedí a un amigo hace muchos años, precisamente porque siempre me ha gustado mucho Indiana Jones. Es el único que tengo y pensé, hay chance de usarlo por el sol. Indiana Jones me cae muy bien, me ha acercado siempre al niño que traigo dentro.
–¿Qué dijo?: si me tengo que parecer a alguien pues…
–Pues sí, a Indiana Jones. Además Harrison Ford es un actor que quiero mucho. Es un personaje que me gusta.
¿No le molesta cuando le acusan de disfrazarse de Indiana Jones?
–No para nada. Me gusta mucho.
También le criticaron todas las cosas que llevaba colgadas al cuello?
–Eran símbolos. Anda un poeta en el movimiento que aunque ya no escriba poesía no puede renunciar a su ser.