martes, 28 de septiembre de 2010

Adictos, el eslabón más débil de violencia y narco; son víctimas de limpieza social

Narcomenudeo, próspero negocio de zetas en NL; buscan evitar consumo con educación infantil


El policía José Guadalupe Castañón Rodríguez enseña a estudiantes de primaria de Nuevo León los riesgos del consumo de drogas, con el fin de prevenir la drogadicciónhttp://www.jornada.unam.mx/v7.0/imagenes/balas/sol-06.pngFoto Sanjuana Martínez

Sanjuana Martínez
 Periódico La Jornada
Domingo 26 de septiembre de 2010, p. 7
“ No se requieren drogas para ser feliz ” , grita y repite con ahínco el oficial de policía José Guadalupe Castañón Rodríguez frente a un grupo de niños de primer grado de la escuela primaria José Alvarado, de la colonia Independencia de Monterrey. Este lugar es territorio de alto riesgo, la drogadicción hace estragos en niños y jóvenes, el incremento de adictos preocupa a las políticas de prevención de Seguridad Pública, por eso los pequeños de apenas seis años vociferan a todo pulmón guiados por el instructor Castañón: “ Las drogas son la muerte ” .
Efectivamente, en un país productor de enervantes con un millón de nuevos consumidores de mariguana y un millón 350 mil más de adictos a la cocaína, según datos oficiales del presidente Felipe Calderón, la muerte y las drogas van unidas, debido a la situación de violencia, inseguridad y narcotráfico que vive México.
La matazón de drogadictos empezó en Ciudad Juárez, pero la desaparición, levantones, secuestros y asesinatos de adictos son una constante en toda la República: “ Parece una limpieza social ” –dice el sacerdote Guillermo Flores, quien dirige la casa para drogodependientes Fuente de Vida, en Guadalupe, Nuevo León–. “ Ellos son lo más delgadito de la cadena del narcotráfico y la violencia que padecemos. Por eso los eliminan ” .
El narcomenudeo que antes existía sólo en zonas puntuales del área metropolitana de Monterrey, ahora se ha convertido en un próspero negocio paraLos Zetas, que tienen dominado el mercado en la ciudad, según informes de las distintas policías. Las llamadas tienditas de droga abundan camufladas de giros que van desde tortillerías, depósitos, tiendas de abarrotes, mercerías, fruterías, discotecas, cantinas, bares…
Todos dicen saber la ubicación de los expendios de droga, excepto la policía. La procuraduría de Nuevo León se lava las manos en el combate alnarcomenudeo argumentando que es delito federal, mientras la delegación de la Procuraduría General de la República en el estado evade hablar del tema y Seguridad Pública se defiende señalando que su labor sólo es preventiva.
¿Quién agrede, desaparece y asesina a los drogadictos?
La vida en una piedra
Eva se ve cansada. Casi no ha dormido. Al síndrome de abstinencia lo controla con medicamento. La mente es poderosa y presiona. Las enfermeras del hospital para drogodependientes del Centro de Integración Juvenil (CIJ), ubicado en el municipio de García, están allí para vigilarla y ayudarla a soportar la angustia, el terror, el delirio producido por la falta de droga en el cuerpo.
Tiene ojos verdes, hinchados y muy rasgados. Un listón blanco y plateado sujeta su melena. Es menuda y tímida. En sus muñecas resaltan dos cicatrices: son las huellas de un suicidio fallido, la prueba del abismo que también se experimenta con las drogas: “ Quería morirme. No sé por qué me salvé. Sí lo sé. Dios sabe por qué. Ahora soy madre. Mi bebé tiene tres meses. Por él estoy aquí ” , dice en entrevista.
Por cada tres hombres internos, hay una mujer, comenta el director del hospital del CIJ, Ariel López: “ Cada vez disminuye más la edad de iniciación en las drogas. Ahora empiezan a los nueve o 10 años. También ahora son más las mujeres. Anteriormente, México era un país de tránsito de droga. En cambio hoy día mucha se queda ” .
Esta es la tercera ocasión que Eva ingresa a un centro para intentar dejar la droga. Tiene 31 años. Dice que empezó a consumir alcohol a los 16, bebidas preparadas como piña colada, tequila sunrise o desarmador. Comenzó a fumar y luego a los 18 años probó la mariguana. A los 24 conoció a un hombre 11 años mayor que se convirtió en su pareja y la introdujo en el mundo de las drogas. A partir de entonces se hizo adicta al crack, también conocido como piedra, el enervante de moda y más consumida en México en este momento: “ Nunca habíamos tenido tanta droga en las calles como ahora. Yo la compraba en la tortillería cerca de mi casa y en el depósito. Los policías saben dónde se vende. Incluso ellos también venden. A un amigo la policía le pagaba con droga para que cuidara la cuadra. Una bolsita de cocaína de un gramo cuesta 100 pesos, una piedra de crack 120 pesos. La mariguana vale entre 30 y 50 pesos, es una bolsita para hacer cinco cigarros ” .
El crack, un derivado de la cocaína, produce inmediatamente una sensación de euforia aunque efímera, de apenas 15 minutos. Eva cuenta que lo fumaba en pipa y también en una lata de refresco con orificios: “ Al principio no me gustaba el crack, luego en fiestas y reuniones, en mi casa, me invitaban, y así fue como me hice adicta. Es muy difícil salir de ese mundo, porque tengo que romper con todo tipo de relación anterior que haya sido un conecte con la adicción, incluida la familia. Tengo que hacer una vida nueva ” .
Eva llegó a las drogas por soledad, por falta de amor y por desatención. Procede de una familia disfuncional. Su padre murió cuando era muy niña y fue su madre la encargada de sacarla adelante junto a su hermana. Ambas se criaron con parientes y personas contratadas para cuidarlas. Terminó la carrera de mercadotecnia en una universidad incorporada al Tecnológico de Monterrey: “ No me di cuenta cómo me enredé en esto. Además, ahora la droga está más cortada, le meten más químicos adictivos y que hacen más daño. Por ejemplo, en el crack incluyen una sustancia que utilizan para el veneno para ratas. Aún así, en mi entorno la mayoría de las personas son adictas ” .
Su madre la alertó sobre las desapariciones de drogadictos en Monterrey. Las familias con hijos levantados muchas veces prefieren callar porque han sido amenazadas: “Tenía mucho miedo que a mí también me pasara. Dicen que los levantan porque roban. Se los llevan y ya nadie sabe nunca más de ellos. Es muy triste”.
Los riesgos a los que se enfrentan los drogadictos en la dquisición y consumo de droga son diversos, pero Eva asegura que ella nunca fue a un “ picadero ” para drogarse. Dice que lo hacía en casa de su pareja y en las discotecas: “ Es fácil. Pides la droga en la barra. Te la llevan a tu lugar. Rentas un privado y allí consumes con tus amigos. Todo va a peor. Ahora ya le venden a todo mundo, a los niños, ya no respetan nada. Están afuera de las escuelas. Los mismos que venden en la calle están fumando mariguana y cocaína. Nadie puede decir nada. Y nadie hace nada ” .
“ Son las víctimas ”
Una buena parte de las clínicas de desintoxicación y rehabilitación que existen en México son de carácter privado. Se estima que cada año se internan más de 100 mil personas para recibir tratamiento. El CIJ, por ejemplo, tiene 42 centros en la República, que sobreviven gracias a donativos y a veces por subvenciones gubernamentales, que nunca llegan, como en el caso de Nuevo León, donde la administración de Rodrigo Medina se comprometió a apoyar a estos centros, pero con el argumento de los gastos ocasionados por el huracán Alex se les suspendió el respaldo: “ Nuestro tipo de paciente es disfuncional, es decir, el que ya está grave, el que ya no funciona en su trabajo, el que tiene problemas con la familia y muchas veces el que tiene conflictos con la ley. La mayoría de nuestros internos ha incurrido en algún delito ” , narra el doctor Ariel López.
El deseo de ayudar a los demás llevó a este médico general a convertirse en director del hospital del CIJ. Sentado en su oficina narra los métodos que utilizan para rehabilitar a los adictos: “ Ellos son enfermos. Quienes estamos aquí sabemos que son las víctimas. Cada joven que logramos recuperar significa una familia beneficiada y también un bien para la sociedad ” .
El centro tiene capacidad sólo para 25 internos y cuenta con sicólogos, terapeutas, enfermeras, médicos y trabajadoras sociales. Los jóvenes son sometidos a una estricta disciplina de actividades durante todo el día a lo largo de 12 semanas: “ La adicción mayor que tenemos en esta unidad es al crack. Es una droga altamente adictiva, tiene un efecto muy intenso, pero muy breve. Es el placer de la euforia. Eso hace que deseen consumir más y el daño es desastroso. Desarrollan una tos con flema de color negro por toda la ceniza que inhalan ” .
El doctor López ha visto verdaderos dramas e historias conmovedoras de personas internas: “ Lo que la sociedad tiene que comprender es que el adicto es una persona enferma, no un vicioso ” .
El policía Castañón dice estar convencido de que la clave para disminuir el consumo de drogas en México es la prevención. Los niños lo abrazan en los pasillos de la escuela donde ofrece el programa de Educación a la Resistencia del Abuso de las Drogas y a la Violencia (Dare) impartido en 43 países: “ Combatimos las drogas con información y prevención en las escuelas. La clave también está en la casa, en la familia, en el amor. Los niños son rescatables. No para detenerlos cuando crezcan, sino para educarlos ” .



Víctima de acoso militar, Mercedes Murillo advierte: si la siguiente soy yo, ni modo

Férrea crítica del fuero castrense y de los abusos de soldados, su caso fue llevado a Ginebra y París
Mercedes Murillo Monge, activista de 74 años que resiste el hostigamiento de militares ante su defensa de los derechos humanos, en entrevista con La JornadaFoto Manuel Ortiz
Sanjuana Martínez /I

Periódico La Jornada
Sábado 18 de septiembre de 2010, p. 9
El vigor y el compromiso social han permitido a la activista Mercedes Murillo Monge sobrevivir al acoso y hostigamiento militar que ha padecido en los últimos años debido a su defensa de las garantías fundamentales.
Su caso fue denunciado esta semana en Ginebra y París dentro del informe anual del Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos, de la Organización Mundial contra la Tortura y la Federación Internacional de Derechos Humanos.
La perseverancia del testimonio, título del documento, señala que doña Meche, como la conocen en Culiacán, donde fundó el Centro Cívico Sinaloense, fue víctima de actos de hostigamiento e intimidación por el Ejército. El texto sostiene que México mantuvo fuera de sus prioridades una política de derechos humanos, y que la decisión de Felipe Calderón de mantener las tropas en las calles ha “generado un verdadero Estado militarde facto”.
Más aún, expone: Las torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones, homicidios y otras agresiones cometidas por las fuerzas de seguridad no son objeto de investigación por las autoridades civiles competentes, y el uso de la justicia militar para juzgar los abusos cometidos por los militares ha contribuido a mantener la impunidad.
El caso de doña Meche es ilustrativo de la endémica impunidad militar. Ella afronta con entereza el peligro en que vive. Es una mujer valiente, decidida a continuar su particular lucha contra los abusos de los militares en esta guerra contra el narcoemprendida por Felipe Calderón, que ha cobrado la vida de más de 28 mil personas.
Vital a sus 74 años, habla de manera enérgica alrededor de una mesa con una docena de comensales. Alza su voz contra la violencia que afecta a todos los ciudadanos; cuenta las experiencias dramáticas de las víctimas frente a las desapariciones y narra el acoso militar que padecen en México los defensores de derechos humanos:El Frente Cívico lo fundó un sacerdote. Si no lo hago por Dios, no lo puedo hacer por nadie. Es un compromiso seguir en esto, y si la siguiente soy yo, pues ni modo.
En entrevista con La Jornada,recuerda que fueron el Centro Cívico Sinaloense, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y Fundar los primeros en llevar una demanda ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para exigir el fin del fuero militar: “los ministros nos dieron palo, pero quedó el antecedente.Algún día tendrán que someter a los soldados a la justicia civil. Calderón tiene que regresar el Ejército a sus cuarteles y retirarlo de la calle forzosamente. Esta guerra no dio resultado. Es un fracaso.
Pelotón de fusilamiento
El Frente Cívico Sinaloense fue fundado también por el abogado activista Ricardo Murillo, hermano de doña Meche, al que asesinaron hace tres años a consecuencia de su defensa de los derechos humanos. Un crimen que continúa impune. Recientemente intentaron matar a Salomón Monárez, activista de la misma agrupación, a quien dejaron herido con tres balazos. En ambos delitos, “el modus operandiapunta hacia el Ejército”.
Pese al precedente, las amenazas y la persecución constantes, doña Meche ha continuado la quijotesca labor en favor de las garantías individuales, pero el acoso no cesa. Los militares han allanado su domicilio, la han encañonado como si fuera una delincuente y se ha enfrentado incluso a una especie de pelotón de fusilamiento, en noviembre del año pasado.
A las 12:10 de la noche tocaron a la puerta de mi casa –cuenta aún con la indignación en el cuerpo–. “Yo pregunté: ¿Quién es? Y ellos me dijeron: Ejército Nacional. Tenían una hora preparando el asalto. Estaban arriba de los techos y de los árboles apuntando a mi domicilio. Cuando salgo, exactamente vi la foto del pelotón de fusilamiento contra Maximiliano; así me tenían a mí: contra la pared, apuntándome. Los rifles de alto poder brillaban a la luz de la luna. Me tuvieron encañonada durante 20 minutos. Me trataron peor que delincuente”.
Cuando doña Meche logró reaccionar de aquel susto, preguntó a las decenas de militares apostados en su casa la razón de aquel asaltó, y uno de ellos le contestó que estaban verificando un domicilio. Yo les dije: el domicilio no se va, aquí va a estar mañana, a las 12 del día, ustedes pueden ver que no se ha ido en más de 50 años. Luego supe que le preguntaron a una vecina si teníamos armas, y la muchacha les dijo que nunca había visto que entráramos a casa con ninguna. Se inventan cosas. Recordemos que nada es casual.
Su caso fue denunciado por Amnistía Internacional. Como un acto intimidatorio, el mes pasado la activista fue citada por el Ministerio Público Militar, lo cual la sorprendió porque ella nunca interpuso denuncia alguna:Me citaron de una manera indebida. Cuando acudí con Manuel Clouthier les pregunté por qué me citaban, les dije: ¿Qué pasa si no vengo? Y uno me contestó: va la tropa por usted. A la víctima la tratan así, la revictimizan.
–¿Cómo se vive la militarización?
– Ahora es un circo. Los soldados nomás andan exhibiéndose por las calles. El problema que tiene Sinaloa, como otros estados de la República, es la militarización. Si queremos que se respeten los derechos humanos, los que tienen que dar el ejemplo son las autoridades, el Ejército. No puede ser que te exijan que te estaciones bien y ves que los choferes castrenses están mal estacionados. Es imposible que los militares hagan lo que no aprendieron. No estudiaron para ser policías ni para ser investigadores.
“Cuando los soldados fueron a mi casa, una señora que iba pasando les preguntó: ¿‘por qué molestan a estas horas a la señora’?, y el soldado le contestó: ‘vieja metiche, ahora le vamos a revisar su carro’. Mi pregunta es: ¿Esa señora, que no sé su nombre, se atrevería otra vez a intervenir por alguien? No es casual lo que está haciendo la policía, llámese AFI, SIEDO, PGR o militar. Lo hacen adrede para que la sociedad no se involucre. Y lo han conseguido. Nadie se quiere meter, hasta que le toca”.
–¿La sociedad ha cedido terreno, ha cedido la calle?
–Cedió la calle, cedió la casa, cedió el mar, cedió el aire… No puede ser. Los ciudadanos deben tener perfectamente bien definido cuáles son sus derechos, y a través de muchísimos años hemos estado tratando de decir al pueblo: tienes obligaciones y derechos. Pero resulta que las obligaciones son con un látigo en la mano. Si no pagas, van y te embargan. Y tus derechos, las autoridades pueden pisotearlos a la hora que quieran.
–¿Y el fuero militar?
–Una aberración. ¿Cuándo piensan suprimirlo? Nunca, porque están protegiendo su derecho a matar.
Con permiso de matar
–¿Cómo ve los asesinatos de niños por militares?
–No es nuevo. En Sinaloa mataron a tres niños, a su mamá y a su tía en la Joya de los Martínez. Ellos no tenían nada que ver con el narcotráfico. Hay una foto muy impresionante, donde se ve un biberón a un lado de los muertos. A los únicos que respeta el Ejército es a los narcotraficantes. Violan los derechos humanos de la gente pobre. El carrito que apenas camina para ir al mar está detenido. Y esas camionetotas, grandotas, preciosas, que hablan solas, en varios idiomas, ésas no las detienen.
–El Ejército no quiere reconocer esos asesinatos…
–No, el Ejército mata y luego paga los gastos. Es gravísimo. Es para comprar el silencio de las personas.
–¿Cómo ve el trabajo del Ejército en las calles, con los retenes?
– En esta época de los celulares, no entendemos cuál es el propósito de los retenes con los que se violan los derechos humanos. Pero ellos llevan un carro adelante, y (avisan) jefe, no se venga por esta carretera, porque hay un retén; váyase por el otro lado. Entonces, ¿para qué ponen retenes con bombo y platillo?, porque tres kilómetros antes sabes que allí está uno.
–¿Cuáles son las principales quejas contra los militares?
–El robo y la violencia. Tenemos muchas denuncias de hurtos cometidos por soldados. Creen que es un botín de guerra. En una ocasión acudimos a un llamado y la señora nos decía: se llevaron mis perfumes originales y me dejaron los falsos. Y el esposo señalaba: Son soldados, pero no tontos.
–¿Y tocamientos libidinosos de los militares?
–También. Por supuesto que a las viejitas no nos revisan, sólo a las jóvenes mamás que van por los niños a la escuela, y adrede las revisan, las tocan. Hemos insistido en que no bajen a las mamás de sus vehículos, pero las hacen descender con un calor de 40 grados, por lo que a las muchachas se les unta el vestido; y si (los soldados) no lo hacen con las manos, lo hacen con los ojos. Se las quieren comer. Creemos que esto tiene que cambiar. Los militares tienen que salir de las calles. Todo debe ser temporal.
“Aquí sufrimos en las colonias populares, donde los campos deportivos están tomados por los soldados, y los muchachos no pueden ir a jugar. No había dónde poner tal cantidad de militares que hemos tenido en Sinaloa (y los llevaron ahí) pero, ¿qué pasó? Están ocurriendo más de 7 homicidios en promedio al día, y los militares no hacen nada. Cuando se comete un crimen en el sur, ellos están en el norte. La pregunta es: ¿a qué vinieron? Ha costado miles de vidas. Y de viudas.
–¿Los militares matan?
–Sí, a gente que no tiene que ver con el narcotráfico. En la Constitución en ninguna parte dice que pueden asesinar a alguien que sea gay, mujeriego, narcotraficante, usurero, pobre, rico, mujer o niño. En Sinaloa se ha perdido la regla no escrita que se tuvo por muchísimos años: que mataban hombres, pero no mujeres, porque son las madres de unos niños. Ahora no, ahora matan hombres, mujeres y niños. Tenemos más mujeres asesinadas en Sinaloa que en Ciudad Juárez. Es impresionante cómo se ha perdido el valor de la vida, y no sabemos qué va a hacer el Estado con las viudas y los huérfanos que tenemos, sobre todo con esta problemática crisis.
–¿Cómo ve la guerra contra el narcotráfico, en la que se usa al Ejército?
–Desde que empezó dijimos que esta guerra no podía ganarla Calderón, porque todos los generales estaban y están divididos: la AFI no quería a la SIEDO, y ésta a la PGR, y la PGR no quiere al Ejército, y el Ejército no quiere a ninguno de ellos. ¿Cómo vas a ganar una guerra cuando todos están divididos, hasta la fecha?
–¿Qué puede hacer el gobierno?
–Es de sabios rectificar. Que digan, con toda honestidad, que ya no nos dio resultado. No podemos seguir con más asesinatos. La sociedad aporta los muertos y ellos están haciéndose publicidad en el extranjero.
–¿Hay un cártel beneficiado frente a los otros?
–Hay muchas leyendas, pero si ahorita llega alguien y nos balea, las autoridades van a decir que pertenecíamos a algún bando. Esa es la realidad, pero como hay tal impunidad. El 30 por ciento de los muertos no tiene nada que ver con el narcotráfico.
–¿Hay un propósito claro para enlodar a las víctimas?
–Sí, porque de esa manera vuelven a matarlas.

¿Informar o morir?



¿Qué harías ante el dilema de plata o plomo?
Aceptas corromperte o te asesinamos. Esa es la disyuntiva en la que se encuentran muchos periodistas mexicanos.
Cuando empecé a escribir este blog hace dos años inicié el recuento de los colegas periodistas asesinados y desaparecidos. Era necesario ponerle rostro a cada uno de ellos con nombres y apellidos. México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en América y el segundo a nivel mundial.
La situación ha ido a peor. Las agresiones contra periodistas eran y son cotidianas. Por eso mi blog se llama "agresiones cotidianas". Algo que lejos de cambiar se intensifica.
El último episodio de violencia es el asesinato de Luis Carlos Santiago Orozco reportero gráfico de 21 años del periódico "El Diario" de Ciudad Juárez. Los periodistas estamos hartos de trabajar en el clima de inseguridad y vulnerabilidad que padecemos. Tal vez por eso, en un editorial inédito, "El Diario" pidió una tregua al crimen organizado para que cese la violencia contra los periodistas.
La impunidad es endémica. El 90 por ciento de los más de 60 asesinatos no han sido resueltos. Felipe Calderón ha hecho caso omiso a todas las demandas y suplicas de justicia. Ha permanecido indolente ante el angustiante devenir cotidiano que enfrentan los periodistas mexicanos para realizar su trabajo.
Por eso el editorial de "El Diario" se dirige al otro Estado, al narco Estado que controla México: "Ustedes son, en estos momentos, las autoridades de facto de esta ciudad, porque los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para impedir que nuestros compañeros sigan cayendo". 
El editorial ilustra perfectamente la indefensión en la que viven los periodistas. Se titula "¿Qué quieren de nosotros" y se dirige a ellos a los que dominan el territorio nacional en connivencia con las autoridades: "Somos comunicadores, no adivinos.... Queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros. Es imposible ejercer nuestra función en estas condiciones. Indíquenos, por tanto, qué esperan de nosotros como medio... Esta no es una rendición... se trata de una tregua para con quienes han impuesto la fuerza de su ley, con tal de que respeten la vida de quienes nos dedicamos al oficio de informar".
Pero el crimen organizado ha penetrado las instituciones y convive con las policías, el ejército, los partidos políticos, los ayuntamientos, los estados, la dependencias... Son ellos los que deciden quién informa y quién no. Muchos colegas no saben porque son amenazados y otros ignoran la razón por la cual asesinaron a tal o cual periodista. La mención de un nombre, la ilustración de una nota con la foto equivocada, la crónica de una balacera, la nota escueta de un crimen...en estas circunstancias de indefensión cualquier cosa puede acabar con la vida de un periodista.
La situación arde de caliente y lo venimos diciendo, informando, denunciando y gritando desde hace años, pero la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) centra sus denuncias en Cuba y Venezuela. Fustiga a Hugo Chávez y a Fidel Castro al igual que otras organizaciones internacionales que se supone son independientes y están para defender los intereses de los periodistas. Tanto Cuba como Venezuela son dos casos emblemáticos de violación a las libertades de prensa, expresión e información. Pero yo me pregunto porque no denuncian con igual insistencia, tenacidad y firmeza a Felipe Calderón Hinojosa... ¿Será porque es un presidente de derechas?
La SIP esta dirigida ahora por Alejandro Aguirre subdirector del Diario de las Americas de Miami y comprendo que exista una animadversión contra Castro que quizá es legítima, pero no entiendo que el trabajo de una organización se centre en criticar a los "gobiernos indecentes" de izquierda incluidos los Kirchner en Argentina y se limite a hacer declaraciones tibias con respecto a presidentes como Felipe Calderón mientras en México los asesinatos, desapariciones y agresiones contra periodistas es cotidiana, al igual que la censura y la autocensura.
He pensado que tal vez las subvenciones o apoyos financieros que Estados Unidos o concretamente el Departamento de Estado proporciona a algunas organizaciones internacionales de periodistas, medios o editores condicionen su independencia. Y me entristece muchísimo la simulación. La cobardía de enfundarse en la bandera de la libertad para vapulear a algunos y tolerar a otros solo por cuestiones ideológicas.
La SIP y el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) se reunirán el próximo miércoles con Felipe Calderón y los periodistas mexicanos esperamos mucho de esta reunión. Queremos que sus dirigentes alcen la voz por los muertos y desaparecidos. Que se dejen de tibiezas con comunicados demagogos en los que dicen que la situación de México es producto de un "proceso global de la región". Queremos firmeza y exigencias claras: fin de la impunidad, reformas estructurales para federalizar los crímenes contra los periodistas, esclarecimiento de los casos, desaparición de la fiscalía o dotarla de los recursos y atribuciones necesarias para cumplir con su deber, fin de la censura gubernamental, medidas cautelares para los periodistas amenazados, incremento en las penas de atentados y asesinatos a periodistas.... Y muchas cosas más.
¿Qué más quiere la SIP para exigirle justicia a Felipe Calderón? ¿Necesitan más periodistas muertos sobre la mesa?... Queremos que la SIP grité tan fuerte con Calderón como lo hace contra Chávez y Castro.
Los periodistas mexicanos lo merecemos.

La Patria


Dice Miguel de Unamuno que la patria duele. A mi me duele México.
Me duele por la propaganda demagoga del Bicentenario de la Independencia y el olvido deliberado del Centenario de nuestra Revolución. Me duele por el poder de facto que nos gobierna. Por la simulación de un hombre que llegó a la Silla del Águila acusado de robarse unas elecciones. Me duele por el saqueo sistemático de nuestras riquezas a manos llenas. Por el autoritarismo imperante, por la impunidad y el poderío militar en sus calles. Me duele la connivencia de las autoridades con el crimen organizado, el apoyo suicida a un cartel de la droga, el allanamiento del camino deteniendo a los enemigos del capo del sexenio. Me duele el goteo de víctimas de esta guerra irresponsable, el primitivismo de algunos mexicanos que asesinan a sus hermanos mexicanos, la falta de compasión, la barbarie. Me duele el robo de nuestra tranquilidad, el hurto de la paz en los parques, el secuestro de sus avenidas en calma. Me duele la falta de democracia, la imposición televisiva de un candidato presidencial, la vuelta del PRI a los Pinos... Hay tanto dolor en 2010, tanto que, me duele seguir el recuento.  
Prefiero en cambio pensar en el significado de Patria. ¿Qué es finalmente la patria? La suave patria como diría Ramón López Velarde.
Y no quiero parecer nacionalista ni chauvinista. Insisto en el concepto: ¿Qué es la patria, más allá de la bandera, el himno y la propaganda oficial? La visualizo. Y en este instante recuerdo la alegría de los mexicanos. La alegría que estos malvados no nos han podido robar. La alegría sigue siendo nuestra seña de identidad. México es mucho más que su gobierno corrupto, mucho más que los 10 carteles que se disputan nuestro territorio, que la violencia endémica que padecemos. México es mi tierra bonita cantada por Lucha Villa, el mole negro de Oaxaca, la majestuosa Sierra Madre. México es los poemas de Jaime Sabines, los ensayos de Octavio Paz, las novelas de Carlos Fuentes, los libros de Elena Poniatowska. México es su gente maravillosa, sus mujeres orgullosas y sus hombres dignos; el trabajador que cada mañana se levanta y hace posible el milagro de este país. México es sus volcanes imponentes: el Popo, el Izta, el Pico de Orizaba, los mariachis, los chiles en nogada, el tepache y sus cantinas. México es el esplendor de la Selva Lacandona, las arenas blancas del desierto de Sonora, el influjo de Teotihuacan, Palenque y Monte Albán. México es las rancheras de Jorge Negrete y José Alfredo Jiménez, los corridos norteños, la marimba; el machacado con huevo, las tlayudas, los pambazos y las quesadillas de flor de calabaza o huitlacoche. México es el lago de Chapala, las ballenas del Mar de Cortés, el turquesa de la Riviera Maya, el insólito viaje en el tren del Pacífico. México es el náhuatl, el maya, el totonaca o totzil; también sus huipiles, las guayaberas, las blusas de tehuana y las faldas de china poblana. México es el sincretismo: Dios y Huitzilopochtli; criollos e indígenas, el español y el zapoteco; la pura Castilla y el Tojolabal. México es la risa de sus niños jugando al fútbol en la cuadra, el bullicio del Mercado Juárez, la algarabía de Garibaldi, el tequila del Tenampa y el danzón del Tropicana. Los cacahuates enchilados de la Guadalupana y la nieve de rosas en Coyacán, el caldo de camarón en El Nivel, las cheves y cheladas de La Opera; una tarde soleada en el Zócalo, los rebozos de seda. México es los pelícanos y delfines de Puerto Escondido, la grandeza del Palacio Nacional, los arrecifes de Isla Mujeres, el buceo en los cenotes, los manglares de Cancún, el desierto lleno de mezquites de Nuevo León, los magueyes de Jalisco, los chips de platano macho, la serenata de Manuel M. Ponce. México es un Tehuacan con limón y sal para la cruda acompañado de menudo, las tertulias con Ximena en el Al de la Calzada Madero, unos tacos al pastor con piña en Los Güeros del DF o los volcanes con queso en Guadalajara. México es el pueblo mágico de Real de Catorce, una comida en Tlaquepaque, las enchiladas, las tortas ahogadas y el misterioso Tepoztlán, los ríos de Veracruz, un paseo en bicicleta en Cozumel, la sombra de una chafalaria, la papaya, el chayote y la chirimoya. México es tacos mañaneros los sábados, los alcatraces de Diego Rivera, las cactáceas de Coahuila, el olor azar de Montemorelos, las calles polvorientas de mi pueblo, las carnes asadas con los amigos, los domingos en el rancho con la familia, "La Llorona" cantada por Eugenia León, los autoretratos de Frida Kahlo. México es las mariposas monarcas en la terraza de mi casa, la talavera de mi baño, el framboyan y las bugambilias de mi jardín, mi vajilla de Tonalá pintada a mano. México es Manuel bailando el jarabe tapatío y María con trenzas cantando México Lindo y Querido....
México es mucho y mucho más....
Y hoy lo voy a celebrar. No me quedaré en casa viendo el espectáculo en la tele como recomienda "el Gobierno Federal". Lo voy a celebrar con lo mejor de México: su gente, mi gente, mis amores. Me tomaré unos tequilas, cenaré tamales, me vestiré de  china poblana y gritaré mi amor por ti a los cuatro vientos.... ¡Viva México!... Y como dijo el cura Hidalgo: ¡Muera el mal gobierno!

El infierno



No me refiero al de Dante Alighieri, sino al infierno de México: "Cuando digo que quiero las cabezas de mis enemigos, lo digo literalmente. ¡Quiero las cabezas de los hijos de la chingada que mataron a mi hijo!..."
La frase aterradora es de la extraordinaria actriz María Rojo que interpreta a Mari Reyes, esposa del gran capo del narcotráfico José Reyes (Ernesto Gómez Cruz) temido y odiado por los habitantes de un pueblo de Sinaloa donde se desarrolla la película "El Infierno" dirigida por Luis Estrada y estrenada en medio de los fastos del Bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución mexicana.
El infierno es una sátira de nuestra realidad actual. Refleja el México más bronco. El México de las zonas rurales en el desierto norteño, un desierto paupérrimo, empobrecido hasta el hambre, rehén de la narcoviolencia y de la corrupción gubernamental.  
A base de humor negro, nos estremecemos con la crueldad inusitada del cartel de "Los Reyes del Norte". El Benny interpretado por Daniel Alcázar forma parte de los millones de mexicanos que decide irse a Estados Unidos en busca del "sueño americano". Deja en su jacal de madera y piso de tierra a su madre y hermano menor bajo la promesa del envío de dólares. El Benny se va con la bendición de su progenitora. Ella nunca ve los billetes verdes. El hijo no da señales de vida hasta después de 20 años cuando la migra lo deporta.
El Benny es un poema. Vuelve a su pueblo polvoriento San Miguel (N) Arcángel. Su madre envejecida vive en el mismo jacal. Su hermano fue asesinado. Y el panorama del entorno no deja lugar a dudas: el narcotráfico se apoderó del lugar. Las ejecuciones son comunes, la impunidad la constante, la pobreza la misma, los caciques ahora son capos, la delación un negocio, la simulación gubernamental el modas viven di, la corrupción policial y militar endémica, la connivencia nebulosa entre funcionarios y delincuentes el gran negocio; la empresa del clero de las narcolimosnas el sistema de purificación más exitoso de dinero negro, la indefensión de los ciudadanos, la ley de la selva, el sálvese quien pueda...
En el Infierno ninguna institución sale librada porque refleja la realidad lacerante y ominosa de un México herido por la ambición desmedida del poder político. Primero fuimos sometidos al yugo priísta durante 75 años y ahora padecemos los estragos de la tiranía y el despotismo panista.     
Pero el Benny se resiste a entrar a la maquinaria del dinero fácil y permisible que cubre el territorio mexicano. Él es un hombre decente y prefiere trabajar en la vulcanizadota de su padrino. Difícil es sostener convicciones cuando hay hambre y mucho menos cuando la seducción del dinero, el poder y los placeres se le ofrecen en bandeja de plata a un hombre sin futuro.
Su amigo el Cochiloco, un magnífico Daniel Cosío que personifica al norteño medio, al narco de poca monta, sirviente de los peces gordos, es quien convence a su amigo de la infancia para entrarle al "bisnes". Ambos hacen mancuerna para defender el territorio de José Reyes disputado por su hermano gemelo y acérrimo enemigo.  
La fábula resulta ser una auténtica radiografía de nuestro lastimado México. El gran capo ordenando desde su despacho con las fotos que lo exhiben al lado de expresidentes, el Papa y otros personajes de diversa calaña. El capitán Ramírez interpretado magistralmente por Daniel Giménez Cacho, cínico jefe policíaco que prefiere servirle al capo y no al Estado. El Sargento (Dagoberto Gama) sanguinario exmilitar inmisericorde, digno representante de los Zetas. El JR (Mauricio Isaacs) narquillo hijo del gran capo aprendiendo del negocio subestimado y maltratado por su padre, pero amado y defendido por su progenitora: "Si le vuelves a pegar" --- le grita al poderoso capo--- "Te arranco los huevos".  Y no podía faltar la puta, la escultural, hermosa y talentosa Elizabeth Cervantes, víctima de las circunstancias.
El espectador se desternilla de risa, una risa nerviosa,  pasmada, atónita. Seguramente hay carcajadas de culpa por el placer proporcionado a base de sátira fidedigna de nuestro entorno. Son imágenes tan comunes como los asaltos en los autobuses, los abusos en los retenes militares, la desesperanza de jóvenes drogadictos sin futuro, los mausoleos ostentosos de la gente que anda en el bisnes, la religiosidad presente en el día a día del criminal, el empresario gringo del mercado negro de armas, la impunidad con la que viven gobernantes, policías y delincuentes.
El Infierno es un mosaico salvaje de violencia. Es la puritita realidad, cruel, desmedida, feroz, implacable, surrealista. El pozolero que cuece cuerpos en tambos de ácido. El capo que se da el placer de cortar lenguas, cabezas, manos y testículos con motosierra o machete. Las ejecuciones a diestra y siniestra. La tortura como método eficaz para convertir a México ---por mandato presidencial--- en un "país de soplones", dice atinadamente el capitán Ramírez.
Tal vez para un extranjero la película resulte un exceso, un despropósito basado en la ficción. Créanme no es así. Quizá por eso el Cochiloco le dice al Benny, atormentado por la culpa de los asesinatos que el infierno no es exactamente lo mostrado por Dante en la Divina Comedia: "El infierno esta aquí y ahora".  

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Fue a cobrar la renta... y no se supo más de ella

El 16 de julio, último rastro de Laura Ramírez Mandujano; la policía de Colima ha ignorado el caso
Fue a cobrar la renta... y no se supo más de ella
En el sexenio, 3 mil desapariciones; en la mayoría están involucrados gendarmes o militares: ONG
Antonio de Jesús Verástegui Escobedo y Antonio Verástegui González, hijo y padre


Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de septiembre de 2010, p. 21
Venga por la renta. Aquí la estamos esperando, le dijeron el pasado 16 de julio a la abogada Emma Laura Ramírez Mandujano, propietaria de tres casas en Colima. Las había alquilado a trabajadores del Grupo Minero Alondrita de Sonora. Pero no pagaban. Tenían seis meses de adeudo. El anuncio de la liquidación había esperanzado a la familia. Al llegar, Emma fue levantada.Sus inquilinos desaparecieron. Y su coche fue encontrado quemado horas después, sin rastro de ella.
Parece una novela negra, pero la realidad que vive México en torno a las 3 mil desapariciones forzadas registradas durante la administración de Felipe Calderón supera la ficción: Uno ya no sabe a quién le renta. Les rentamos de buena fe porque supuestamente estos hombres pertenecían a una empresa. Ahora resulta que la empresa era fantasma y que los mismos policías están involucrados, dice la hija de Emma, Laura Dávalos Ramírez, que ha conseguido averiguar más sobre la desaparición de su madre que la policía de Colima, la cual ha ignorado el caso.
El Grupo Minero Alondrita está asociado con el Grupo Hufer. Ambos son de Sonora. El director, Miguel Medina Estrella; el gerente, Enrique Belis, y las secretarias, Ana de la Cruz Moreno y Alba Larios Tejada, se esfumaron de Colima el mismo día de la desaparición de Emma: Un testigo me dijo que mi mamá iba conduciendo rumbo a la casa donde supuestamente le iban a pagar la renta. Un motociclista con un copiloto le chocan por la parte de atrás. Ella se detiene y uno de los hombres sube al coche indicándole que continúe, mientras la motocicleta la sigue. Eso es todo lo que sabemos. Luego desapareció. Yo creo que se la llevaron porque no somos dejados. Mi mamá tiene su carácter y les cobraba la renta constantemente porque nos debían seis meses. El problema es que en México uno ya no puede exigir lo que le corresponde porque no sabes con quién te vas a meter.
Drama familiar
Laura y su hermano viven un verdadero drama. Hace un año siete meses su padre fue asesinado frente a su casa. Un crimen aún sin resolver: Pienso que todo está entrelazado. Pero no comprendo por qué se llevaron a mi madre ni dónde la tienen. Pude averiguar a través de su teléfono el registro de llamadas por donde la llevaban en la carretera y otros lugares. La policía de Colima y el procurador Arturo Díaz Rivera nunca investigaron nada. Ahora la gente se ha alejado. Dicen que nos ha pasado esto porque estamos metidos. Pero no es cierto. Esto le pasa a cualquiera que tenga negocio, que tenga un patrimonio por su trabajo. Cualquiera se siente con derecho de desaparecer a otra persona si sabe que tendrá impunidad.
Emma Laura tiene 10 hermanos y su padre de 87 años está desolado: “Dice que lo único que puede hacer es rezar por ella –comenta Margarita Ramírez Mandujano, hermana mayor de la desaparecida–. Nos encontramos con la indiferencia de las autoridades. Nadie hace nada, ni la policía, ni la procuraduría. No sabemos si es por miedo o complicidad”.
En el último mes han buscado a su hermana en varios anfiteatros, pero el caos y la desorganización que impera en los servicios médicos forenses del país, con el exceso de cadáveres y sin un sistema de identificación nacional de desaparecidos, dificultó la tarea: Nos dijeron que habían encontrado un cuerpo de mujer en la presa del Infiernillo. Nunca logramos dar con el Semefo que tenía el cuerpo. Nos dijeron que estaba en Lázaro Cárdenas, Uruapan, Ario de Rosales, y nada. Todo era un caos.
Los Antonios
En la mayoría de las desapariciones denunciadas durante la administración de Felipe Calderón están involucradas directa o indirectamente las policías municipales, estatales, el Ejército, la Marina y la Policía Federal, según afirma Judith Galarza Campos, secretaria ejecutiva de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam). ¿Quién desaparece más: el crimen organizado o las fuerzas de seguridad? Son los mismos. Sucede como en Colombia. Cuando llegaba el ejército a una población y se ponían un gafete en el brazo de paramilitares, para perpetrar las masacres, y luego se lo quitaban y volvían a ser militares del ejército. Aquí pasa igual. Repito: son los mismos.
En la desaparición de Antonio Verástegui González y su hijo Antonio Verástegui Escobedo, residentes de Parras de la Fuente, Coahuila, participó a plena luz del día un comando de hombres encapuchados con armas largas que viajaba en cuatro camionetas blancas pick-up de reciente modelo. Los sujetos montaron un retén en la carretera. Antonio y su hijo acudieron el 24 de enero del año pasado a una levantada de Niño Dios en El Cadillal, una población ubicada a 12 kilómetros de Parras.

La licenciada Emma Laura Ramírez Mandujano,levantada en Colima
“Cuando regresaban junto a todos los invitados –cuenta Yolanda Verástegui, hermana y tía de los desaparecidos–, los encapuchados paraban a todo el que pasaba. A algunos les robaban sus pertenencias, a otros los manoseaban e incluso los golpeaban. Dicen los testigos que preguntaron por ‘unos Verástegui’. Alguien los señaló con el dedo y los hombres encapuchados echaron a mi hermano y su hijo a una camioneta. Uno de los secuestradores habló por celular y dijo: ‘Ya tenemos aquí el gancho’. Y se los llevaron. Desde entonces no sabemos nada de ellos.”
Los delincuentes se llevaron la camioneta de Antonio. La familia interpuso todas las denuncias posibles. Acudieron a las tres corporaciones de policía: municipal, estatal y federal:Casualmente ese día las policías estaban cerradas. Y una grúa manejada por un agente recogió una camioneta que los secuestradores dejaron para llevarse la camioneta de mi hermano. Ese vehículo incautado por la propia policía desapareció. Y nadie investigó nada. Por eso creemos que las tres corporaciones estaban enteradas del retén y de lo que iban a hacer los delincuentes.
Antonio tenía una tienda de Diconsa y su hijo estudiaba en el Tecnológico de Saltillo. Ambos están identificados por la gente del pueblo como hombres honestos y trabajadores: Ellos no tenían problemas con nadie. Todo Parras se quedó consternado. El mismo comandante de la ministerial nos aseguró que ellos iban a aparecer porque ellos no están metidos en nada malo. Pero nunca hicieron nada, al contrario, luego hemos sabido que ellos mismos ayudaron a los delincuentes.
Ninguno de los dos tenía propiedades o riqueza: “Por dinero no se los llevaron –afirma Yolanda, sin poder contener el llanto–. Nunca pidieron rescate. Nosotros casi nos volvemos locos. Mi mamá, mi cuñada, y yo estamos con siquiatra y medicamentos. Nos caemos. Nos levantamos. Y seguimos luchando. Nuestra fe es más fuerte. Creemos más en Dios que en las autoridades. Todos los días salimos volteando a un lado y al otro. Buscándolos en la carretera, en el súper, en la plaza… en todas partes”.
Yolanda y su familia piensan que en la desaparición de su hermano y su sobrino está involucrado un político poderoso. En uno de los poblados donde llegó el mismo comando a realizar un retén, uno se envalentonó y le quitó la capucha a un delincuente y se dieron cuenta que era del mismo lugar: “Aquí no hay zetas. Son los mismos manejados por ese político poderoso que hace y deshace en Parras, Coahuila, con total impunidad. Tenemos miedo, pero tampoco nos podemos quedar callados ni quietos. Los buscamos y los seguiremos buscando hasta que aparezcan”.
El mismo método
Muchas de las desapariciones que están ocurriendo no son denunciadas, por la intimidación contra los familiares, según comenta Judith Galarza Campos, de Fedefam: “Las mismas estrategias que en México se usaron en la época de los 70 para las desapariciones forzadas por razones políticas se están utilizando ahora. Nada ha variado. Recordemos que la Brigada Blanca entrenada en la Escuela de las Américas ubicada en Georgia, en Estados Unidos, pasó a engrosar la delincuencia organizada. Por eso son los mismos”.
A pesar de que actualmente la mayoría de las desapariciones ocurren sin el pretexto del cariz político, Galarza Campos afirma que siguen desapareciendo personas por razones ideológicas: “Sabemos que hay un montón de desapariciones por la supuesta justificación de lucha contra el narcotráfico, pero también se están dando desapariciones por razones políticas. Es más grave. Aprovechando esta guerra contra los cárteles de la droga se está mezclando todo”.
Para la Fedefam el gobierno de Felipe Calderón esta cometiendo un delito de lesa humanidad y crimen de Estado con las 3 mil desapariciones registradas durante su administración: Y nos hemos quedado cortos con esa cifra. Son muchos más. Miles más, pero ninguna institución nos da cifras.